_ BIO
Silvia es artista visual y reside en Mendoza, Argentina. Egresó en 1991 de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo. Ha desarrollado su carrera combinando la producción artística con la gestión cultural en el sector público, impulsando diversos proyectos.
Su obra ha sido exhibida en numerosos espacios culturales, tanto oficiales como independientes, entre ellos el Salón Federal (Buenos Aires), el Museo Caraffa (Córdoba), el Salón Vendimia (Región Cuyo), la Semana de las Artes (UNCUYO) y la Nave Cultural de Mendoza. Ha participado en muestras individuales y colectivas, así como en plataformas digitales y bienales, siendo seleccionada para proyectos como Pulsar, la VI Bienal de Arte Atuel (2024) y la Feria AIRE (2025). Durante el 2024, formó parte del proyecto colectivo Eros/24 en el Laboratorio de Dibujo de Aristóbula Casa de Arte, así como de las muestras colectivas Donde el cielo y la tierra se encuentran (Bodega Terrazas de los Andes) y Puentes (Salas de Arte Libertad).
Paralelamente, se dedica a la práctica del taichí, el qigong y al estudio de la cosmovisión oriental, disciplinas que complementan su enfoque artístico.
La fuerza de la suavidad
Iniciamos el circuito largo por los senderos de las Sierras de las Quijadas una mañana bajo un sol intenso. Nuestros pasos crujían sobre las piedras, adentrándonos con nuestro andar humano en un paisaje moldeado durante millones de años, una escala temporal que desbordaba mi comprensión.
En el camino, nos detuvimos ante formaciones rocosas erosionadas, llenas de cavidades. Eran huellas de una lluvia de hace 120 millones de años: pequeñas gotas de una llovizna suave, sin viento, que dejaron su marca en el sedimento, luego cubierto, petrificado y preservado hasta hoy.
Esa visión fue el disparador que me impulsó a trabajar, a través de la técnica de grabado, la percepción de aquel rastro. Diminutas marcas que perduraron en el tiempo, con la fuerza de la suavidad. Grabar, cincelar, trazar huellas sobre una superficie, entintar, imprimir y componer geometrías simples, como presencias silenciosas de algo maravilloso que fluye a través de todo.
Por Silvia Cicchitti